
Ha sido un almuerzo muy frecuente en la antigüedad en muchos sitios de España. Se desayunaba con un café bebido al alba y un par de horas después, para mantener las fuerzas, se tomaban las sopas de ajo, generalmente con uno o dos huevos dentro, que se cocinaban con el calor de la sopa. En ciertos lugares es uno de los platos típicos de la cuaresma, y constituye uno de los olores que rondan por los aires de las diferentes procesiones de Semana Santa. Se trata de un plato adecuado a las costumbres religiosas, al no incluir carne, y su textura y composición recuerda mucho a la estética y sobriedad de estas fechas. En Zamora suele tomarse como desayuno tras las procesiones nocturnas. .
Es costumbre además que se sirva esta sopa tras noches de actividad, y algunos autores mencionan lo sano de esta ingesta matutina debido a que es de fácil digestión, actuando al mismo tiempo como emoliente y neutralizante de la mucosa estomacal irritada por los abusos.
Ingredientes
- caldo casero suave de pollo
- pimentón dulce de la vera
- pan duro
- taquitos de jamón
- ajos
- huevos
Preparación
Sofreir unos ajos con aceite de oliva, añadirle los taquitos de jamón, pan y pimentón. verter el sofrito sobre la olla de caldo caleitne y dejar cocinar un poco para que se mezclen los sabores. Añadir huevo batido (uno por comensal) para qe se quede con esa consistencia de huevo hilado.