
Sus orígenes se sitúan en el cáucaso hace unos 5.000 años, si bien, no fue hasta principios del siglo XX cuando su uso se extendió por Rusia. Hoy en día es una bebida que se toma a diario en Europa del este, y cada vez más, en el resto del mundo.
Hace unos meses me regalaron el hongo de kefir para que tenga en casa dicha mascota y me prepare mi propio kefir casero. Es necesario un periodo de adaptación para que se produzca un entendimiento, mi kefir y yo ya nos hemos hecho muy amigos. A él le gusta la leche entera de vaca, ya he probado con leche de cabra y no hay manera, normalmente cosecho unos 200 ml de kefir que sustituyo inmediatamente por leche para ir cambiando cada 24 horas, una vez a la semana lo lavo con agua corriente y limpio el bote de cristal en el que vive. Anteriormente ya tuve un intento de tener hongo de kefir en casa, pero no me funcionaba bien porque en esa época usaba una leche rica en calcio y semidesnatada, y la consecuencia era un kefir muy fermentado (acido).
Hace falta entender que el hongo de kefir en un ser vivo que se alimenta de lactosa, y que, por tanto, la leche debe ser entera, ademas le gusta vivir un poco en oscuridad y a temperatura ambiente, si lo metes al frigo su producción de kefir es más líquida y menos sabrosa, necesita más días para producir. También necesita que tengas un colador especial de malla que no sea de metal, y que cuando lo saques del bote de cristal para colarlo, uses una cuchara de madera.
Para producirlo de forma casera siguiendo unos fáciles pasos. En tan sólo 24 horas, podremos empezar a consumir un alimento probiótico más barato y con mejores propiedades que cualquiera de los productos que anuncian en televisión. Los granos de kéfir tienen el aspecto de una coliflor pero más blanda y lo forma una compleja simbiosis de más de treinta microorganismos. Además de bacterias probióticas y levaduras, el kéfir es rico en aminoácidos, vitaminas, minerales y encimas (especialmente calcio, fósforo, magnesio y vitaminas B2, B12, K, A y D).
Dicho esto, el kefir es un producto muy saludable que no necesita que le añadas azúcar. Yo desayuno kefir a diario de distintas formas: con cereales y fresas, con avena y frutos secos, con muesli y chocolate negro, con arandanos y galletas, con tostadas de mantequilla y mermelada, con bizcocho y fruta.